DOMINGO
22 DEL AÑO (B)
“seguir a dios o a las tradiciones humanas”
Liturgia:
Deuteronomio 4,1-2.6-8; Santiago 1,
17-18.21b-22.27;
Marcos 7,1-8ª.14-15.21-23
Marcos 7,1-8ª.14-15.21-23
Introducción: Después de un largo rato
reflexionando con el Evangelio de Juan respecto del Pan de Vida y la pregunta
que nos hace Jesús si lo seguimos o queremos macaharnos, volvemos al Evangelio
de Marcos. El contenido del Evangelio de esta semana viene, de cierta manera, a
aclarar lo de la semana pasada, porque ahora tenemos que pensar si vale la pena
estar aferrados a las innúmeras tradiciones creadas por nosotros en detrimento
del verdadero vivenciar de los mandamientos de Dios.
Existen muchas tradiciones que
marcan épocas, estilos, vivencias. Hay tradiciones nacionales, regionales,
familiares, culturales, religiosas, etc. ¿Qué es la
tradición?: Podemos definirla como: La acción de trasmitir algo y,
además, todo aquello que se trasmite. La tradición, aunque exprese mucho, no es más que lo que se
pretende expresar con ella.
Pensemos un poco a partir de un
hecho que pasó en una parroquia importante:
El
Obispo designó un sacerdote recién ordenado a una parroquia importante como
párroco. Allí se encontró con una parroquia dividida. Durante la plegaria
eucarística la mitad de los feligreses permanecían de pie y la otra mitad de
rodillas. Cada grupo insistía en que su tradición era la verdadera. En el
momento de la comunión había un grupo que comulgaba de rodillas y en la boca,
otro grupo que comulgaba en la mano. Todos se criticaban entre sí, por respetar
la tradición o por no hacerle caso.
El
sacerdote, cómo no sabía qué hacer para solucionar eso, toma un miembro de cada
grupo: de los que se arrodillan en la plegaria y de los que permanecen de pie,
de los que reciben la comunión en la boca y de los que la reciben en la mano, y
los llevó a hablar con el Obispo.
Sr.
Obispo, ¿no es verdad que la tradición de arrodillarse durante la plegaria
eucarística ha sido siempre la correcta? No, esa no fue siempre la tradición,
contestó el Obispo.
Entonces,
estar de pie fue y es la tradición correcta, dijo el miembro de los de pie.
No,
contestó el Obispo, esa no fue la tradición.
Sr.
Obispo, ¿no es verdad que no somos dignos de tocar a Jesús con la mano? Sí, es
verdad, le contestó el obispo. Entonces, siguió, ¿no es prudente que
comulguemos en la boca? No, dijo el obispo, esa también fue la tradición.
El
último dijo: entonces, ¿lo más conveniente no sería en la mano? No, también eso
es tradición, le respondió el obispo.
Sr.
Obispo, dijo el párroco, no entendemos. ¿Qué es lo más correcto?
El
obispo dijo: en las cosas y en las tradiciones de los hombres siempre habrá
discusiones y pequeñas guerras. Nosotros hemos heredado múltiples tradiciones.
Todas son hermosas y buenas, pero…
No
podemos olvidar que todas esas tradiciones son medios para un fin. Lo más
importante es el fin de las cosas y por ese fin, podemos aprender a soportar,
aceptar y comprender a los demás.
Cada
uno se aferró a una tradición y se olvidaron de lo esencial, Jesús se da a
todos.
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