DOMINGO
23 DEL AÑO (B)
“Jesús, todo lo hace bien hecho”
Liturgia:
Isaías 35, 4-7a; Santiago 2, 1-5;
Marcos 7,31-37
Marcos 7,31-37
Introducción:
Desde
el domingo pasado volvimos a escuchar el Evangelio de Marcos, y con él, somos
llamados una vez más a entrar en una relación que debe producir en nosotros el
conocimiento de Jesús a través de los varios signos realizados por él y podamos
responder desde la vivencia quién es él para nuestra vida.
La
liturgia de esta semana nos presentará, de modo concreto, la práctica de la
verdadera religiosidad,- abordada la semana pasada – y brindará la posibilidad
de descubrir si estamos sordos al mensaje de la Buena Noticia.
Para
entrar en el tema de la liturgia, y pensar un poco respecto de nuestra vida
cristiana, escuchemos un cuento y compartamos lo que de él aprendemos. El
cuento se llama “EL VENDEDOR DE GLOBOS”
Era una vez un niño negro y pobre
que ya había sufrido mucho por su condición. Un día ese niño contemplaba
extasiado al vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y
el vendedor había llegado pocos días atrás, por lo tanto no era una persona
conocida.
En pocos días
la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba
una técnica muy singular que lograba captar la atención de niños y grandes.
En un momento soltó un globo rojo y toda la gente, especialmente los
potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo remontaba vuelo hacia el
cielo.
Luego soltó un globo azul,
después uno verde, después uno amarillo, uno blanco... Todos ellos
remontaron vuelo al igual que el globo rojo...
El niño negro, sin embargo,
miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el
vendedor en su mano.
Finalmente decidió acercarse y le
preguntó al vendedor: Señor, si soltara usted el globo negro. ¿Subiría tan alto
como los demás? El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el
cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo
alto, dijo: Hijo, no es el color lo que hace subir. Es lo que hay adentro.
¿Qué
cosas podemos resaltar de este cuento?
¿Qué
condiciones tenía el niño? ¿Él sufría por su condición o por otros motivos?
¿Cuáles?
Lo
que sufre el niño del cuento no es una enfermedad, sino la discriminación por
ser pobre y negro. Muchas veces en nuestra vida cristiana no discriminamos por
el color y a veces no nos damos cuenta que hacemos acepción de personas. Hacer
acepción es discriminar, separar, agrupar como diferente de nosotros.
Entre
nosotros, ¿nos diferenciamos de los demás? ¿Distinguimos los grupos?
TODA LA CATEQUESIS EN DESCARGAS
Gracias, siempre tan buenos ejemplos los cuales nos hacen comprender mejor el objetivo a seguir.
ResponderEliminar