Ser catequista para el mundo de hoy no es una tarea muy simple. Además de la disposición en tiempo, el catequista debe tener algunas cualidades que son propias del que anuncia el Evangelio. Pero yo diría que para pensar en el "tipo" de catequista "bueno", debemos pensar primero qué catequesis necesita el mundo de hoy.
Creo que dentro de las evoluciones que son comunes en la posmodernidad, la catequesis tiene la necesidad de una evolución y el catequista no puede quedarse atrás. El catequista de hoy no está llamado apenas a decir cómo se debe ser cristiano, sino compartir el camino con cada catequizando señalando, viviendo, asumiendo cada momento de la vida de la iglesia.
El catequista debe ser aquel que adherido a Cristo busca medios para animar a cada catequizando a la misma adhesión. Es una tarea no tan sencilla, ¿verdad? Eso nos dice de la responsabilidad que cada catequista asume dentro de su rol de evangelizar: conducir al encuentro con Jesús. Ser un Felipe más en la vida de tantos que vienen diciendo: "Señor, queremos ver a Jesús".
La catequesis debe ser en la comunidad para la comunidad. En otras palabras podemos decir que el catequista debe ser una persona de la comunidad, que la conoce, que la vive, que la disfruta y que le gusta vivir en ella. Sólo el catequista que tiene consciencia de pertenencia a la comunidad puede llevar al catequizando a gustarla y a vivirla. La catequesis sólo tiene sentido cuando educa en la fe para una vida activa en la comunidad. Vivir activamente la vida comunitaria no es solo asistir a los encuentros fielmente, sino vivir la vida sacramental de la Iglesia, principalmente la Liturgia Eucarística.
Como el camino es compartido, el catequista debe tener una consciencia crítica de la realidad, tener la capacidad de analizarla y poder dar una respuesta a la luz de la Palabra de Dios a los acontecimientos cotidianos, acontecimientos que hacen parte de sus vidas y de la vida de cada catequizando. Es aquel que nos enseña a no desistir y nos anima a seguir confiados; nos enseña a percibir que por más que haya dificultades el Señor permanece con su infinito amor y no nos defrauda.
El camino de la catequesis es compartido... Catequistas y catequizandos aprenden juntos. Nadie tiene el saber y todo saber no es absoluto. En el compartir, en el caminar, en el conocer el camino, tanto el uno como el otro abre su corazón para dar y recibir. Nadie es tan rico que no le haga falta algo y nadie es tan pobre que no pueda dar nada al otro.
Recordemos siempre, en la catequesis el camino es compartido. Por eso no terminaré mi pensamiento para que juntos podamos seguir reflexionando y aprendiendo a ser catequistas para el mundo de hoy.
P. Adelino
Totalmente cierto y valedero!El catequista debe actualizarce y traer la palabra de Jesús al mundo actual, tarea nada fácil.
ResponderEliminarHola, me alegro que pienses lo mismo... no es una tarea fácil la de contextualizar la Palabra de Dios sin perder de vista su verdadero sentido.
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ResponderEliminarQue bueno que tenemos personas que buscan renovar la catequesis a través de la renovación de contenidos y dinámicas. Como vos decís, el catequista debe actualizarse para que el "compartir el camino" sea más alegre.
ResponderEliminarAdelino
Padre que linda reflexion,...nadie tiene el saber y todo saber no es absoluto.En el compartir, en el caminar, en el conocer el camino tanto de uno como del otro,abre su corazón para dar y recibir
ResponderEliminarGracias, Norma. Es una verdad que tenemos que tenerla muy presente en la catequesis y en la vida. En el encuentro con el otro todos damos y recibimos algo, ya sea bueno ya sea malo. En la Catequesis queremos transmitirles lo bueno y de ellos recibir lo bueno. Por eso que es un "Compartir el Camino" hacia Jesús.
EliminarBendiciones!